miércoles, 23 de marzo de 2011

Adiós, Cleopatra

Hoy le damos la gran despedida a una de las grandes, Elizabeth Taylor, tras su partida en California para siempre.
Liz se marcha, sí, pero dejando atrás las huellas de su grandeza y poderío y mostrándonos que, siempre que el séptimo arte viva, ella siempre estará presente. Consagrada por la reina Isabell II de Inglaterra con la condecoración de Dama Comandante del Imperio Británico en el año 2000, fue todo un símbolo de la edad de oro de Hollywood así como de su declive.

Durante algo más de una década, años 50's, se alzó en lo más alto del estrellato de Hollywood participando con otros grandes del cine como Katherine Hepburn, el guapísimo Paul Newman o James Dean y, por supuesto, dio vida a películas como Cleopatra, ¿Quién teme a Virginia Woolf?, Gigante, La última vez que ví París, Mujercitas o La gata sobre el tejado de Zinc. En los años 70's comenzó su declive cinematográfico y se centra en series de televisión hasta una de sus últimas apariciones en la gran pantalla en Los Picapiedra.
Su vida sentimental fue un ir y venir de matrimonios por doquier con nada más y nada menos que 8 matrimonios y saba Dios cuántos más amantes ante tal belleza que esta mujer poseía. Adicta al matrimonio desde los 18, en menos de dos años se separo y se casó de nuevo con otro hombre que le dio un par de hijas y un divorcio y, por supuesto, se encaminaba un nuevo matrimonio que acabó en la trágica muerte de su amado en un accidente aéreo, la pena duró poco pues a los seis meses se casó con su mejor amigo del que, como podemos supones, también se divorció. Su verdadero gran maor fue Richard Burton con el que se casó en dos ocasiones en un par de años la colmó de las mejores joyas, de las que Liz se mostró siempre adicta, desde el diamante amarillo Krupp a la Perla Peregrina, que fue retratada en varios cuadros de Velázquez y que su última posesión fue de Felipe II, dicha joyita salió a la venta por la friolera de 1'2 millónes de dólares. Su siguiente matrimonio la llevó al alcoholismo y, para más inri, con su siguiente pretendiente a matrimonio desapareció el día del registro civil. Por último se casó con un obrero, del que también se divorció, en el rancho de Neverland del también fallecido Michael Jackson con el que tuvo una gran amistad.

No mucho más que decir a esta grande que nos deja, solo que, su estrella no brillará unicamente en Hollywood sino en lo más alto del firmamento. Adiós, Cleopatra, adiós.

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